Madre...

La bóveda celestial, ha llamado a un ángel,
mientras la noche ocultaba con su manto estrellado,
el puerto,
y el mar al otear a ese ángel, ascender al cielo.
Comenzo a llorar su alejamiento,
al oír las olas su llanto lacrimoso,
empezaron a entonar su nombre,
al compás del viento,
dándole con suelo al mar.
Al mismo tiempo el mar,
lloro su ausencia,
el eco de mi voz te llama,
mas nadie la escucha,
solo las gaviotas en su vuelo
dicen shhhh,
ella duerme,
Yo digo con mi voz entrecortada,
yo la necesito para volver a reír,
Como cuando nos cojiamos de la mano,
donde dibujabamos el arco iris,
los matices en mil colores,
así borrando los sin sabores de la vida.
Cayó la noche con su manto estrellado,
y entre ellas,
hay una diferente,
que brilla con luz tenue pero intensamente,
iluminado el firmamento,
que a sus pasos descansa,
esa luz es su sonrisa,
para en remenbranza,
decirnos que aun nos miras,
que nos guias por el camino de la vida...
Allí donde te encuentres, Madre,
dibujando los sueños,
y anhelos de los que siempre te aguardaremos,
en recogimiento,
en nuestro corazón.
Madre sigue sonriendo,
así sabrás que siempre me miraras...María